Modifica la imagen para que la distribución visual se vea asi: el panel izquierdo: El paraíso reinventado En esta versión moderna del Paraíso, el exuberante e idílico paisaje del Jardín del Edén original de Bosch se transforma en una utopía vibrante y llena de tecnología. En el centro, una pareja joven, vestida con elegante ropa de yoga, se encuentra en medio de un entorno natural floreciente, con sus manos agarrando sus teléfonos inteligentes mientras miran sus pantallas. Su atuendo refleja un enfoque en el bienestar y la atención plena, mientras que los teléfonos inteligentes significan la presencia ineludible de la tecnología, incluso en el paraíso. A su alrededor, mascotas como perros o gatos deambulan libremente, adornados con collares inteligentes que parpadean con pequeñas luces LED, mezclando el mundo natural con la innovación moderna. El paisaje orgánico estalla en verdes, azules y rosas vivos, con árboles imponentes y arroyos que fluyen, pero elementos futuristas sutiles, como paneles solares con forma de flores de gran tamaño o estaciones de carga eléctrica enclavadas entre las vides, insinúan una fusión armoniosa de naturaleza y modernidad. La escena es serena pero surrealista, con detalles fantásticos como mariposas brillantes o pájaros con alas mecánicas, que hacen eco del estilo imaginativo de Bosch.
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### Panel central: El jardín moderno de las delicias El panel central estalla en una fiesta de neón, una celebración caótica del placer contemporáneo que refleja la representación original de Bosch del exceso sensual. La gente vestida con ropa fluorescente (rosas, amarillos y verdes brillantes) baila desenfrenadamente bajo luces pulsantes y surrealistas que se retuercen como enredaderas en el cielo. Frutas gigantes de gran tamaño, un guiño a la pintura original, se ciernen sobre la escena, sus interiores ahuecados sirven como puestos de comida rápida donde los juerguistas se dan un festín de hamburguesas, papas fritas y batidos, que simbolizan la comodidad y la indulgencia de la vida moderna. Los patinetes eléctricos se abren paso entre la multitud, sus conductores se abren paso entre criaturas fantásticas (híbridos mitad humanos, mitad máquinas) que se mezclan con los asistentes a la fiesta. El paisaje sigue siendo orgánico, con flores que brillan con luces de neón y estanques bioluminiscentes, pero está vivo y lleno de energía frenética: la gente se toma selfies con figuras aladas, otros se pierden en cascos de realidad virtual y bandejas de comida flotan en el aire. Cada centímetro del panel está repleto de colores vibrantes y detalles intrincados, capturando el hedonismo surrealista del mundo actual en el estilo inconfundible de Bosch.
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### Panel derecho: Un infierno distópico El panel derecho se sumerge en una visión de pesadilla de la condenación moderna, reinterpretando el infierno de Bosch como un páramo industrial distópico. Un complejo industrial masivo domina la escena, sus chimeneas arrojan nubes oscuras que ahogan el paisaje orgánico y retorcido de abajo. Figuras con máscaras de gas trabajan sin cesar en medio de maquinaria oxidada, sus formas sin rostro evocan la deshumanización del colapso ambiental y la industrialización. En primer plano, los adictos a las redes sociales se retuercen de tormento, aplastados bajo el peso de teléfonos inteligentes colosales, con pantallas rotas y brillando débilmente, que simbolizan el dominio destructivo de la adicción a la tecnología. Dispersas por el suelo, las consolas de DJ rotas chisporrotean y arden, sus cables enredados son un testimonio del colapso del exceso hedonista. Los detalles surrealistas profundizan el horror: las figuras están atrapadas en interminables rollos de feeds digitales, con los ojos hundidos; otras son consumidas por llamas de desinformación que surgen de pantallas destrozadas. La paleta es oscura (grises, negros y amarillos enfermizos) acentuada por destellos de neón, manteniendo la complejidad caótica de Bosch al tiempo que refleja las ansiedades de la sociedad contemporánea.

